8.10.12

En la salud y en la enfermedad, hasta que El Capricho nos separe.

Comienzo a redactar el post de hoy en un documento Word; os preguntaréis por qué elijo este método indirecto, en lugar de comenzar una nueva entrada en el escritorio de Blogger.  Pues bien, lo hago así porque no tengo buena conexión y no tengo buena conexión porque estoy en el hospital. Sí, en el hospital. A Mr. P le ha dado un ataque de apendicitis con peritonitis avanzada e infección, justo el fin de semana en el que teníamos planeada escapada a Granada unas amigas y yo. La escapada obviamente tenía como uno de sus objetos el transmitiros mi experiencia turística y gastronómica pero…¡no ha podido ser! Si lo preferís, como contraprestación, podemos tratar la comida de hospital, pero es poco apetecible.


Os prometo que llevo pensando en que tengo que escribir desde que subimos a planta, terminada la operación de Mr. P. Siempre pensamos que cuando estamos en el hospital tenemos mucho tiempo disponible para leer, pensar, ver películas…,pues bien, eso no ocurre en mi caso. Como bien dice mi amiga B, Mr. P y yo vivimos al límite, nuestra vida es un continuo devenir de sucesos que alteran toda clase de paz y sosiego; siempre vamos de un lado para otro, acarreando cosas (no sé cómo nos las arreglamos, pero siempre llevamos bolsas y paquetes), mirando el reloj, trasnochando y dejándolo todo para el último minuto. Siempre le digo a Mr. P que yo soy muy “pachorra”, me gusta la tranquilidad, el silencio, la rutina, la paz; pues él es todo lo contrario, inquieto, nervioso,  controlador de tiempos, buscador de efectividad y eficiencia, etc., etc., etc. Esta descripción de pareja ha surgido a colación de por qué no he escrito anteriormente. Como os decía, parece que en los hospitales se dispone de mucho tiempo, pero ése no ha sido mi caso. Es un continuo vaivén de novedades: la tensión, la fiebre, el antibiótico, “pon a cargar mi móvil”, ir a casa a por mudas limpias, buscar a la enfermera, preparar el café con leche para Mr. P, ir a comprar tickets para ver televisión, cierra la ventana, abre la puerta, sube la cortina…Así llevo desde el martes: ¡SIN PARAR! Y lo hago de todo corazón, ¿eh?, sólo me estaba excusando porque no estoy cumpliendo con mis propósitos del otoño; ¡eso sí! Estoy madrugando como una campeona y eso me llena de orgullo y satisfacción.

En todo este tiempo, mi cabeza es un fluir de pensamientos e ideas. Aún sigo pensando cómo abordar mi post de hoy, a parte de mi justificación inicial. Había pensado en hablar de los hospitales, de los enfermos anónimos, de las tertulias de los pasillos, de las enfermeras, de los recortes en materia de sanidad…Las pobres enfermeras están más quemadas que la moto de un hippy con tanto recorte: hay menos dinero, las infraestructuras son peores, todo está muy viejo y decandente, los medios son peores, las medicinas menos efectivas o directamente no existen, hay menos profesionales, lo que conlleva a más trabajo para cada profesional y, encima, menos sueldo. En fin, gloria bendita. Más de una nos está tratando con verdadera dulzura =) Yo le digo a Mr. P que no les haga caso e intente comprender la situación. 

enfermeras
Enfermeras atentas escuchando. Fuente: i1.2photo.ru
 
Por suerte, no todo se va a centrar en este eje tan deprimente, al menos para mí; al estar desde el martes, dándolo todo en la salud y en la enfermedad, mi moral esta mañana me ha dado un puntapié, así que he llamado a mi amiga C para hacer algún plan vespertino. Me ha propuesto ir al Parque del Capricho. He quedado en pasar a buscarla en “copito” a las 16:00, son las 15:10 y estoy deseando coger la puerta y tomar un poco el sol y aire fresco.  A la vuelta os contaré cómo lo hemos pasado, os hablaré de la historia de este parque singular y os dejaré algunas fotos, de cosecha propia lo prometo, nada de Pinterest ni Google.

¡Ah! Añado compromiso: Intentar subir mis propias fotos de apoyo a los posts, por lo menos algunas de vez en cuando.

Ya estoy de vuelta, son las 23:10 de la noche, pero no podía dejar pasar otro día, sin publicar el post prometido. Como dice el título de hoy, he estado en el hospi hasta que he ido a recoger a C para ir a El Capricho. Aún siendo la distancia que lo separa del centro bastante considerable, hoy El Capricho estaba lleno. En Madrid ha hecho un día de verano total: un ambiente cálido, y un pelín pesado para mi gusto, se extendía por todo el parque, siendo las zonas umbrías las únicas que se salvaban de su densidad. C y yo hemos paseado, identificando los árboles que conocíamos: robles, castaños, plátanos de indias, arces, parra virgen, cipreses, abetos, pinos, encinas...El Capricho es un parque que no todo el mundo en Madrid conoce; se crea en el siglo XVIII cuando los Duques de Osuna deciden alejarse de la ciudad consagrando un auténtico espectáculo natural y artístico. Hasta que el Ayuntamiento de Madrid compró la finca, pasó por varias familias e inmobiliarias, siendo incluso Cuartel General del Ejército del Centro durante la Guerra Civil (prueba de ellos son los búnkers que recorren el parque).

Arroyo, ahora seco. Teresa Gil.
 Si os soy sincera, para escribir sobre el parque he estado documentándome sobre su historia y peculiaridades, dispuesta a plasmar todo lo que he leído como una cotorra. Cuando iba a comenzar a redactar he pensado que no hay nada más impersonal que escribir contenidos de otros autores. Por tanto, os transmito mi visión personal del parque. 

El Capricho es un parque que cautiva desde la entrada: ya los caminos de albero que parten de la puerta principal, custodiados por cipreses, dan la bienvenida a una maravilla natural, en pleno Madrid. En él es palpable el Neoclásico en cada rincón: bustos, templetes, arquitectura manierista...


Uno de los bustos que rodean la primera plaza, la de las efigies.
Templete de Baco. Planta Ovalada. Columnas jónicas. Puro Neoclásico.
Cada vez que lo recorro me siento en un lugar mágico, parece casi onírico: me encantan los rosales, las hiedras que recorren sus vallas, sus arbustos, sus juegos de luces y sombras. Lo más característico de El Capricho es quizá el templete de Baco, que se alza en un monte, del que se tiene una buena vista de gran parte del jardín.  

Cuando paseábamos C y yo por el parque le contaba que me encantaría conocer cada nombre de cada árbol del mundo y poder identificarlo. También charlábamos sobre los tipos de jardín y técnicas de plantación, poda, etc. Curiosamente, y aunque yo jamás lo habría identificado, en El Capricho conviven tres tipos de jardín: el inglés (caracterizado por la aleatoriedad de su forma, véase El Retiro), el francés (estudiado y cudiadosamente estructurado. Véase Versalles, Palacio de La Granja) y el jardín italiano; de éste último nunca había oído hablar: herencia del Renacimiento, en él predominan las formas geométricas y las esculturas clásicas, predominando el orden por encima de todo. De cualquier modo, no quiero ahondar mucho en el tema de la jardinería hoy, es uno de los compromisos que he adquirido y que quiero desarrollar. C me ha recomendado un libro fundamental para comprender el mundo de la huerta: es de John Seymur y se llama Guía del horticultor autosuficiente. Tengo que leerlo sin duda.

Nuestro paseo fue agradable; me vino muy bien despejarme y tomar aire fresco. Os pongo algunas fotografías más que tomé durante nuestra vueltecita vespertina. Espero que las disfrutéis.


Laberinto, hecho de laurel.

Senda soleada.



¡Qué descansada vida!




No puedo dejar de comentaros, lo bonitas que estaban estas flores rojas; C me dijo su nombre, pero lo he olvidado. Ya lo modificaré cuando lo sepa. Me encanta esta foto y la fuerza del color y la luz. En serio, El Capricho debe ser visita obligada, al menos una vez al mes. Tomar un libro y leer, dar un paseo, dormitar, hablar, contemplar la luz y los árboles centenarios...¡Eso sí! Sólo abren los fines de semana.

¡Viva el color rojo!

{Tips sobre El Capricho}

- Echad un vistazo a la Casa de la Vieja. Es estupenda. Tiene un huerto pequeño pero sorprendente.
- La plaza circular por la que se entra, rodeada de maderas blancas, solía empelarse como plaza de toros.
- Para tomar un café o un vino tras la visita, no dudéis en pasaros por el Camping Osuna. Está justo al lado del parque y tiene una terraza digna de ver.

Efectivamente, el plan que seguía a nuestro paseo era el de tomar café en el Camping Osuna, pero está cerrado por reformas; ¡la reapertura es el 11 de octubre! Os recomiendo encarecidamente que lo probéis, en las noches de verano podreís disfrutrar de conciertos a pequeña escala de jazz y otros "espectaculillos".

C y yo cogimos de nuevo a Copito y fuimos al ¡Nómada Market! El domingo fue el último día y me alegré muchísimo de ir. El concepto de este mercado es el de potenciar el talento de pequeños creadores y diseñadores que buscan hacerse un hueco en el mercado. Pagando un 1 € simbólico, accedías a una de las naves de la estación de Chamartín, donde la creatividad era sin duda la protagonista.

Sinceramente, había bastante morralla, pero mirando bien podías encontrar auténticas delicias de artesanía: me encantaron los puestecillos de craft y papel,  los de tricot y las telas de La Revoltosa.


Vista general de la nave donde se celebró el Nómada

Detalle de telas de La Revoltosa, hay que ir y redactar post.

Te da mucho feeling conocer y palpar el trabajo individual y personal, que muchos emprendedores y creadores desarrollan por su cuenta. Es bonito ver lo que el talento de las personas puede desarrollar, sobre todo que cada puesto se veía elaborado con entrega  y dedicación, había cosas muy graciosas.

Uno de los puestos que más me gustó fue el de Atelier Artesan: una pequeña tienda de bolsos hechos a mano con telas increíbles (algunas traídas de francia), os dejo el link de su página en facebook para que la descubráis por vosotros mismos y una foto que tomé in situ, con alagos de la encantadora creadora de la marca.

Disfruto con estas piezas únicas

Lanas al peso de Black Oveja
El fenómeno tricot, pachwork, petitpoint, crochet y corte y confección está siendo tendencia desde hace algunos meses, hay tantas cosas que hacer y tan poco tiempo para hacerlo y disfrutarlo...Es mi hobby frustrado; ando como loca intentando encontrar media horita para dedicarme a coser, pero es imposible. ESTOY EN CRISIS CON ESTA CIUDAD Y SUS ATASCOS. En el próximo post o colgaré unas fotos de la evolución de mi labor, a ver qué os parece...

En fin queridos lectores, no sé si estáis ahí, pero a alguien tengo que dirigirme. Os dejo ya con cariño y amor, que tengo que acostarme, si sigo queriendo cumplir mis propósitos.

{Tengo en la tintera}

- El deporte. Voy a darme de baja del cachas gym y a buscar alternativas seductoras para gente con paz interior.
- La LECTURA. Pobre libro de Bomarzo, abandonado en el cubículo del cabecero de la cama...
- Comida sana. Llevo unos días de bocata y birra que ya, ya...

¡Hasta el próximo post!¿Será mañana? ¿Será pasado mañana?

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